Productoras y productores de la red Tejiendo la Despensa han abierto sus puertas esta primavera a comercios, grupos de consumo y población en general para dar a conocer los alimentos de la Merindad de Sangüesa. A través de visitas guiadas, han mostrado sus procesos de elaboración, caracterizados por su respeto al medio y por modos de hacer artesanales.
El 13 de mayo una veintena de personas visitaron Pirineki, en Aurizberri/Espinal. En compañía de Aitor Zazpe, el grupo se acercó al campo en el que pastaban las vacas, para dirigirse después a las instalaciones donde se envasa la leche y se elaboran los yogures y quesos de la marca. Al domingo siguiente fue Imanol Ibero, de Bodegas Mendiko, en Aibar, quien mostró el proceso de producción de sus vinos ecológicos desde el viñedo a la botella. Y el 26 de mayo, Jesús Cía hizo de cicerone en la finca ecológica de plantas, arbustos y árboles con propiedades medicinales y aromáticas que Josenea trabaja en Lumbier.
Las visitas han despertado el interés de las personas participantes que, gracias a la experiencia, han aprendido cuánta leche da una vaca frisona, con qué productos se trata la viña o en qué momento recoger cada planta medicinal entre otras muchas curiosidades. A Sandra Gascón, de la tienda que lleva su nombre en Burgui, la iniciativa le ha parecido muy positiva: “Creo en el proyecto Tejiendo la Despensa de kilómetro 0 y economía circular. Me parece importantísimo poder ofrecer lo nuestro, que además es muy buen producto. Me apunté a la visita de Josenea porque quería conocerla mejor y me ha sorprendido mucho porque no tenía ni idea de la gran labor que desarrollan como empresa de iniciativa social”. A Maite Lafarga, del grupo de consumo Arterra, los proyectos de distribución local y las visitas también le parecen interesantes: “Me fascina la gente que elabora productos artesanalmente. Además, crear redes de apoyo de las productoras y productores locales me parece básico para un cambio social”. Por su parte, Eduardo Allo, del supermercado Covirán de Otsagabia, ofrece en su establecimiento productos de Pirineki por su calidad y porque gustan tanto a la población del Valle de Salazar como a los turistas. “Me apunté a la visita para conocer de primera mano cómo se elabora y así poder explicarles con garantías cómo viven estas vacas, cómo se hace el producto… Me he venido con mi hija y hemos pasado una mañana agradable”, explicaba.